



Cuando hablamos de Italia siempre pensamos en soleadas calles romanas, playas con vistas increíbles de precipicios repletos de casas coloridas y barcos navegando en aguas azules en un caluroso día de verano.
Esa era toda mi imagen de Italia, hasta que hace unos años viví por un tiempo en un pequeño pueblo del norte de Italia. Y una vez que llegué a Merano, me di cuenta que mi país favorito tenía una cara completamente diferente.
Empezando por el idioma: varias zonas del país son completamente bilingües, en el caso del Alto Adige su segundo idioma es el alemán. Y de la mano con el idioma vienen las diferencias en la comida; no digo que la pasta esté extinta en esas zonas del país pero hay platillos típicos que son la mezcla perfecta de la cocina italiana y austríaca.
Otro buen motivo para conocer las ciudades del norte, es toda la historia que tienen desde tiempos anteriores a que se fundara la república Italiana.
Y si la historia, comida y cultura no son suficientes motivos siempre puedo tratar de convencerlos con los impresionantes y bellos paisajes, desde imponentes montañas hasta castillos austríacos escondidos en las colinas.
Podría escribir razones y razones para que le den una oportunidad al norte de este bello país, pero prefiero que las descubran por ustedes mismos y luego me las platiquen por aquí, ¿les gusta la idea?
-Agatha