Como ya he mencionado antes, uno de mis propósitos para este año era viajar sola por primera vez en mi vida. Tengo varias amigas que lo habían hecho y me motivaban a hacerlo yo también, hablando de lo maravilloso que es. Pero para ser honesta, me daba un poco de miedo ya que en todos los viajes que he hecho siempre he estado acompañada ya sea por mi familia, amigas o mi novio.
Pero, siguiendo el espíritu de un nuevo comienzo en el 2019, decidí aventarme a lo desconocido y planee un pequeño viaje por Berlín y luego Ámsterdam; busqué hostales, cosas que hacer en Pinterest, trenes y lugares donde comer.
Una vez que aterricé en Berlín, me invadió una sensación desconocida y un poco aterradora: estaba completamente sola en un lugar donde no conocía a nadie ni nada.
Y aunque el primer día no fue fácil, poco a poco se me olvidó ese miedo y se fue transformando en algo completamente diferente que se sentía liberador y tranquilo.
Me di cuenta que yo estaba a cargo de mis planes, y si quería cambiarlos de último momento no pasaba absolutamente nada porque lo único importante era mi opinión. Si quería quedarme en un café desayunando una hora más para acabar mi libro no había problema, si entraba a un museo que no me gustó no tenía que preguntarle a nadie y simplemente me salí (un poco arrepentida por el dinero gastado), todas y cada una de las comidas fueron mi elección y me tomé mi tiempo tomando fotos cuando me apetecía. Si me equivocaba leyendo el mapa, no pasaba absolutamente nada y simplemente daba media vuelta para seguir buscando el camino o pasarme todo el día caminando con los audífonos puestos y mis canciones favoritas.
Puede que todo esto suene un poco egoísta para algunos, pero creo que es necesario hacerlo por lo menos una vez en la vida; aprender a estar con nosotros y consentirnos un poquito, aprender qué es lo que nos gusta y lo que no.
Otra cosa que descubrí es que uno nunca está realmente solo, desde los amigos que puedes hacer al conocer personas de todas partes del mundo en tu hostal/hotel/ etc. hasta los extraños con los que puedes platicar en un restaurante (otra ventaja de viajar solos es que te sentaran más rápido siempre). Claro que siempre hay que estar pendientes de nuestra seguridad, en cualquier lugar y situación, pero ese miedo no debe detenernos de experimentar esta forma de viajar.
-Agatha