Después de tanta aventura, entre Machu Picchu y la Laguna de Humantay, decidimos que lo que necesitábamos era un día de turismo tranquilo así que lo siguiente en nuestros planes fue un tour alrededor del Valle Sagrado.

Aprovechando que todavía teníamos nuestro boleto turístico, visitamos las ruinas de Ollantaytambo, Pisac y Chinchero.

Guiadas fielmente por Rosita, quien nos explicó en cada lugar la historia de los monumentos y nos amenazaba con dejarnos atrás si no llegábamos a los puntos de encuentro, cosa que nadie en el grupo le creyó hasta que dejamos a una de las chicas atrás y tuvo que tomar un taxi para alcanzarnos. Básicamente, nunca duden de Rosita.

La primera parada fue Pisac, que solía ser un centro importante de comercio y trueque, además de contar con más laboratorios agrícolas y estar rodeado de impresionantes montañas donde solían enterrar a sus muertos.

Después tuvimos una pequeña parada técnica en el mercado de la ciudad para poder comprar artesanías, recuerditos o entrar a las tiendas que nos recomendaba nuestra guía. Fue en este lugar, donde me tomé una de mis fotos favoritas por siempre:

Ollantaytambo fue nuestra segunda parada, y debo de admitir que la vista desde la cima del monumento te robaba el aliento ya que poder ver la ciudad a tus pies con las montañas acomodadas perfectamente en el fondo es algo que todos debemos ver con nuestros propios ojos.

Y con la altura, también venía acompañando el viento, que amenazaba con sacarnos volando de allí.

La última parada del día fue en el sitio arqueológico de Chinchero, donde además de visitar el monumento y la iglesia también visitamos un lugar donde mujeres locales nos mostraban las técnicas para teñir y crear la lana desde que trasquilaban a la alpaca hasta que la prenda queda terminada.

Fue definitivamente nuestro día más tranquilo, pero era justo lo que necesitábamos después de tanto. Pero eso no significaba que las aventuras se fueran a terminar pronto.

-Agatha